La economía medieval

La economía de la baja Edad Media evolucionó de una economía netamente agrícola y rural (siglos VI -X), organizada en los señoríos o los feudos, a una en la que se hicieron grandes avances que mejoraron la productividad en el campo y a la que se incorporaron el comercio y la manufactura urbana. 
 






Las transformaciones rurales.

Las transformaciones agrícola que vemos en el mapa conceptual produjeron un cambio en la forma de producción de los campesinos medievales, que pasó de una economía de subsistencia a una agricultura abierta y comercial. 
La creciente circulación de moneda permitió a muchos campesinos dejar de ser siervos y convertirse en hombres libres o francos: se dividían en colonos, que arrendaban una parcela de tierra al señor y le pagaban por ella una renta, y los villanos, quienes eran pequeños propietarios que vivían, en las villas, de lo que les rendía su propia tierra.

        


Los artesanos.

Con el aumento de la población se incrementó la necesidad de artículos como ropa, zapatos, telas, joyería, herramientas y también de alimentos procesados como los lácteos o el pan. Esto fortaleció el sector de los artesanos organizados en gremios, que eran grupos de trabajadores del mismo oficio, con reglas sobre las materias primas, el numero de trabajadores, calidad y precio de los productos. 
En cada oficio existía una jerarquía compuesta por el maestro, el oficial y el aprendiz. El maestro alojaba en su casa a los niños aprendices que se le confiaban, les enseñaba el oficio y los mantenía a cambio de su trabajo. Los oficiales habían sido aprendices que se habían instruido en todo lo necesario para trabajar en el oficio y se les pagaba un salario.
Para que un oficial se convirtiera en maestro y pudiera montar su propio taller debía presentarse ante el gremio, solicitar una prueba y realizar una obra maestra, y si era aceptada, se le concedía el título y los permisos necesarios.           














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